28 abril, 2012

Sueños: Era la Mente


Era de noche, ella y yo caminábamos descalzos en desierto de cristales pulverizados. En las lejanas montañas que rodeaban el escenario, como paredes negras o huecos del cielo, rebotaba el eco de mis silencios.

Ella danzaba a mi alrededor, distrayéndome a cada paso, trayéndome imágenes que ofuscaban mi trayecto. Me detuve, contemplé su baile presuntuoso y le dije:

-"Me has estado siguiendo durante todo el recorrido, ¿de dónde surgiste?"
-"Yo sola me inventé, hasta que me creíste tuya"—me respondió. Era la mente.

Como un niño, para esconderme y desaparecerla, cerré los ojos y respiré. El aire, si es que había, no tenía aroma. Introduje mis manos en mi abdomen y mi pecho y extraje una piedra etérea. Con los brazos bien extendidos la levanté y abrí los ojos: el sol surcaba por las diagonales: mi amanecer.

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