30 enero, 2012

Los Cielos.

Me pides que te ayude a despojarte de tu cuerpo, pero yo no te quiero asesinar, ni tú tú te quieres suicidar. Tengo que matarte bajo tu consentimiento, desprendiéndome así de la mitad de la culpa. Sólo por tus súplicas te hago el favor que me prometiste corresponder más tarde.


Tus brazos están pegados a tu pecho, tus codos juntos. Estoy detrás de ti, te empujo contra la pared, exprimiéndote todo el aire en tus pulmones. Apretujo mis manos entrelazadas en tu cuello, te revuelcas y te agitas, ya no puedes respirar. Sueltas en una última exhalación una especie de flema magenta, que enfrasco, y te desplomas como un títere sin cuerdas. Tus ojos me ven, pero tú no, tú ya no.


La viscosa sustancia vibra y rebota en el recipiente como si fuera una licuadora. Con una mano tapo la boca de la bebé, que previamente ataste de brazos y piernas a una silla. Esa bebé, nuestra hija, será la víctima de tu experimento, su razón de existir. Con la otra mano le hago engullir tu suspiro, tu alma, por las fosas nasales. La pequeña convulsiona, se azota y sacude. Su rostro empieza a oscurecer como un pan en una tostadora. De pronto la bebé recupera tu mirada y con sus ojos tú me ves y ríes como acribillando el silencio. Te doy el frasco y una exhalas un gargajo azul obscuro. Usurpaste su cuerpo.


Intentas hablar pero balbuceas. Te doy un bolígrafo, un papel y escribes: "sepulta el cuerpo antiguo en el hoyo que anoche en el patio cavé, cúbrelo de tierra y vierte ahí el alma del bebé". Sigo tus indicaciones. Al momento en que la mucusa toca el suelo se sumerge como plomo en agua, como imantada a las profundidades. Instantáneamente emerge un rojo, alto y ancho tronco, que explota en ramas y en hojas. Éstas se hacen pájaros. Alrededor del árbol, que no cesa de crecer, vuelan apresurados, formando un torbellino, y sin nubes cae un rayo. Sin hablar, con la mirada me dices: "Llegaré a los cielos con el corazón de un niño."

¿quién mata a quién?

giorgio

29 enero, 2012

remedios.

no podemos vivir así,

instalaré una miscelánea,

venderemos postres y galletas

y remedios para las punzadas


frascos con lágrimas sinceras,

otros con sangre y semen,

de las razas más finas,

para inseminar a quienes no se quieren.


huevos de azules canarias,

dodos y avestruces,

palomas y hurracas

y un fénix sin fuegos ni luces.


escasas semillas

de matas prohibidas

para crecer la estatura

y nutrirnos de hambruna


revivir al difunto

por cuarenta y ocho horas

y sin el menor sonido,

despertar al dormido.



cambiar los ojos de color

para ver debajo del aire

o aniquilar la vista asociativa

de la vetusta afincada.

el viento habla.

ayer por la mañana
el viento calmo me dijo:
para curarte la fe
no hay doctor, chamán o brujo

"consciencia" es una palabra,
tú eres tu propio médico,
de ti debes ser paciente,
y solventar el pretérito

el secreto del abracadabra
está en contemplar cada instante,
escúchame y recordarás
pulir bien el diamante.

no soplaré a tu favor,
para darte ventaja,
si no corremos juntos,
ni uno ni otro avanza.

20 enero, 2012

Siete.

Arranqué una hoja y el árbol gritó.

Cerebro Motriz.

Madrugo para evitar el tráfico pesado. Conduzco adormilado y mecanizado, con los párpados siendo jalados por yunques; la cabeza oscilando adelante y atrás como un péndulo; las manos adheridas al volante como un chicle semiseco-semihúmedo a la suela de un zapato-tenis; la vista fija como de maniquí sobre la ruta pavimentada.

Ignoro los transeúntes: coches pasan a mi lado, esquivándome y rebasándome como queriendo ganar una carrera, ruidosos como mosquitos nocturnos cerca de una oreja.

Casi sonámbulo, me cuestiono si el auto se maneja solo. No ejerzo voluntad para dirigirlo, el volante gira en las curvas por sí mismo. Sin dificultad he llegado hasta acá, instintivamente. Se maneja solo, me confirmo, se maneja solo. Cierro los párpados. Llego a mi destino final.

Mantequilla derretida.


En casa de su tía cuarentona, quien recién dio a luz, después de años de intentos y planes fallidos, Sergio pide el turno de cargar al bebé artificialmente inseminado. Estirando los brazos para recibirlo visualiza cómo se le desliza entre el pecho y sus brazos, como mantequilla derretida en teflón, cómo el bebé cae de cabeza y muere. Prefiere bajar los brazos y quedarse con las ganas.

Ex-creaciones.


Mi psicoterapeuta me hipnotiza para identificar los orígenes de mi trastorno. En trance rebelo un nombre, fecha y lugar de uno de mis cuerpos. Localizo la tumba, la abro y hallo dentro de un bolsillo del ropaje del muerto una nota con otro nombre, fecha y lugar, en un idioma que desconozco. Sigo las pistas hasta el lejano panteón. Encuentro el nombre escrito en la lápida. Abro el ataúd, y en la mano de mi cadáver hay una tabla, leo en ella mi nombre actual, fecha y lugar de muerte. Hoy. Aquí.

Neto no.

Beto y Neto eran gemelos. Beto era mudo, Neto no. Ambos eran de muy buen parecer. La boda de Beto fue anoche. Silvia, la novia, es ciega, aunque bellísima. Ella disfrutaba tocar las finitas facciones de Beto. Neto siempre se preguntó cómo su hermano, incapaz de hablar, pudo emparejarse con semejante hermosura. Siendo tan apuesto había consideraciones rescatables en él, se decía, pero ella no lo veía. ¿Cómo apreciaría su guapura? Su tacto era prodigioso, además poseía de un sentido fuera de lo común para descubrir las intenciones y la bondad de las personas, presenciándolas a la cercanía y escuchando sus modos de hablar. Silvia siempre tuvo muchos pretendientes por su extravagante apariencia, pero ella sabía que era únicamente por su cuerpo, y no por su interior.

Cuando conoció a Beto, se enamoró tocando su respingada nariz, su frente recta, su cabello sedoso, sus finos labios. Ella jamás lo vería ni escucharía; Él sólo contemplaría su belleza, sin podérselo notificar. Esto nunca pareció traerles problemas.

Después de la misa, las fotos, acabando la cena y terminando el baile, todos sus amigos lo cargaron (a Beto) para festejar su matrimonio, aventándolo por los aires, capturándolo una y otra vez, en medio de gritos y risas. Tras un gran lanzamiento vertical, al caer se les resbaló, se desnucó, salpicó a todos de sangre y murió a instante. En su noche de bodas, enfrente de todos. Hubo un enorme silencio.

Silvia no se percató de la situación, pero sus agudos oídos se alertaron con el estruendo silencioso; para evitar su sufrimiento y preocupación, rápidamente se le comunicó que hubo una falla técnica con el sonido, que no se preocupara. Ella, para creerlo, exigió traer a su esposo de inmediato. Neto, sin objeción, se posó ante ella, usurpando el puesto de su hermano ahora difunto, como la única solución discutida por los invitados, pero con una condición: jamás volvería a abrir la boca. Ella, tocando su hermoso rostro, suspiró con alivio.

Teléfono gritón.


Peleándose con su novia vía telefónica, azota el manófono tres veces contra la mesa y corta la llamada. El teléfono, dolido, ring-ringea como llanto y venganza. Él piensa que es su novia llamándolo de vuelta.

No que no


Culparon al clima por la demora. Éste, resentido, soltó un chubasco y un par de relámpagos para asustarlos.

Emparedado


Golpeé la pared, ésta se enojó y adueñó de puertas y ventanas, dejándome preso.

Canaria

Mi hija dice “papá-pipí”, traigo su bacinica, bajo sus calzoncillos y ella orina. Mi canario dice “pipipipí”, abro su jaula, lleno su vasija con semillas y él come.


Atento.

Hizo una rajada en sus párpados semejante a una alcancía horizontal para evitar perder algún detalle.

La peor herencia.


Al tener el mismo nombre que su padre, vivió erróneamente intentando ser su doble, su imitador, su copia, su orgullo. Por eso inventó una palabra: el nombre de su propio hijo.

El próximo salvador del mundo.


Chucho eyaculó en la palma de su mano izquierda. Pellizcando su secreción viscosa pensaba si alguno de esos espermas hubiera podido ser un genio, una estrella deportiva, un niño superdotado, un gran artista, o el próximo salvador del mundo.

Jesusa.

Ya llevaba puesto el traje de baño. Esperó ansiosamente el prolongadísimo viaje en carretera para meterse a la piscina, imaginándose en ella. Al llegar se colocó los floaties en los tobillos para caminar sobre el agua como el Redentor y se ahogó.

Equivalentes.

Con su última oportunidad restante para ganar El Ahorcado, pregunta:

"¿Estás seguro que la A no va ahí?"

Sabiendo que faltaba una vocal, dudaba si era la O o la U y declara: "No importa, al cabo ambas palabras son la misma cosa, ¿no es así?".

S_ C I E D A D

O

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04 enero, 2012

me gusta el olor del álgebra
la estética geométrica,
la filosofía aritmética,
la conjunción logarítmica,
la compleja numerología,
las mesuras cuánticas,
pero detesto las matemáticas.
tu mediocre consolación:
los genios y los santos son almas cachirules,

te amo como al arte

sin mis sentimientos,

te siento como al viento,

sin mirarte y de lejos.


te lloro sin lágrimas,

como los peces,

te llamo como las jirafas,

sin hablarte.


si aquí estás y no te veo,

no es por que esté ciego.

si me acaricias sin manos,

es mi mente invocándote.


no son los ojos,

es la mirada,

no son las palabras,

es la voz,

no son los besos,

es el susurro del amor.

Yo que no pude
A ti te lo impido
Descubrir este mundo,
Que para ti aún no existe.

¿Dónde está?, me preguntas,
Yo lo creo, te respondo
¿Tú lo crees?
Yo lo creo.
¿Tú lo creas?
Yo lo creo.
en la lucha contra sí mismo,
todos ganaron,
haciéndose uno.
cuando el enemigo fue aniquilado con amor
y jamás aliado.



son más contrincantes los sinónimos que enemigos los antónimos.
hice un pacto con las nubes,
que lloviera hasta que te fueras.
las lágrimas no han llegado,
aún están en lista de espera.
¿tú qué me dices luna?
si comer con la boca
caminar con los pies
bañarme sin ropa
o amarte a ti,
son cosas normales,

sin que me enseñes te aprendo,
cuando crezcas, llámame
y seguiré tu camino,
hasta desaparecer.

soy un navegante de mares subterráneos,

tú, una gigante veladura


el viento sopla, el agua se menea

convergimos a la misma isla

donde las arenas hormiguean

y las olas no parpadean


quedémonos mientras podamos,

pues la luna se apaga

y seguiremos girando

váyanse,

váyanse sin mí.

llévenselo,

llévenselo todo.

lo sujetaré para que me lo arrebaten y se lo queden,

al cabo nunca fue mío,

mi todo es su nada.


aléjense si quieren,

no hay adónde llegar.

todos terminaremos en el mismo lugar.

sólo devuélvanme mi soledad.

dime ¿qué no cambia?

dime que no cambia.


si fuera caballo y tú jinete

cargándote nunca me hundiría

siempre me elevaría


tú en mi lomo serías las alas,

y yo ahora sería un pegaso.

Yo Soy
Io Sono
Ellos Son
Loro Sono

Yo Son.

me disfrazo de mí,

de quienes llamo yo,

mi cuerpo es mi uniforme,

y se deteriora diario


hoy me lo renta La Muerte,

mañana será de quien tampoco fui antier.

quien sea que de él se vista,

pagará la depreciación acumulada de su uso.


Ella me dice, amigo Andrés,

sé uno a la vez,

testigo de tu propia actuación,

déjate poseer por quien más te hace hacer

acuérdate de quien eres,
y olvídate de ellos y de ti.

se propusieron un contrato infinito

de enemistad amorosa,

no caben tantos en el mismo vehículo,

hacen turnos de caparazón, prisión, armadura.


se come su piel,

como si fuera la cáscara del alma,

se defeca a sí mismo,

y se vuelve a comer.


niega lo que no fue,

de noche hace maletas,

tramita un pasaporte a sus adentros,

a su bodega vacía, a su almacén,

cada día es un renacer,

espera que mañana no sea su ayer.