27 julio, 2012

Voces.


-¿Con quién estabas hablando?

-Corrió cuando tú llegaste,
aunque sigue por aquí.

-Creo que no te entendí.

-No sé si lo entenderías.

-Ándale, dime con quién,
oí cuatro o cinco voces...

-Pues no las oíste bien.

-Eran muchas más, ¿verdad?

-Así es, miles o millones
que forman un solo grupo;
Renacen, viven y mueren,
Y jamás están de luto.

-A ver, a ver...ve más lento.
¿Dónde caben si son tantos?

-Ellos no ocupan espacio
porque no tienen un cuerpo.

-¿Son un grupo de fantasmas?

-No los llamo de ese modo.

-¿Entonces cómo los llamas?

-No lo debo pronunciar.

-¿Entonces a dónde fueron?

- No se fueron, aquí viven.

-¿Desde cuándo están aquí?

- Mucho antes que nosotros.

-¿Cómo sabes si aparecen?

-No los ves, pero se sienten.

-Entonces... ¿son como el viento?

-Sí, también como las flores,
Las montañas o las piedras,
Y todas las cosas vivas.
Son de la naturaleza.
Han estado siempre aquí,
Pero nunca te percatas
Ni de tu propia presencia;
Y cuando por fin los notas,
Se te revuelve el estómago.

-¿Apoco las flores hablan?

-No, pero obsequian palabras,
Emanando su belleza
Hacia quienes las observan.

¿Y qué es lo que ellos emanan?

-Ellos susurran respuestas,
y tú buscas las preguntas.

-¿Qué respuestas te dijeron?

-¿Para qué quieres saber?

- Pues...tal vez esos consejos
les sirvan a otros también.

-Todos somos diferentes,
No todos buscan lo mismo.
Además no son consejos.

-¿Entonces qué son? ¿Secretos?
¿Acaso son advertencias?

-Ya te dirán algo a ti...
¿Para qué te digo ahora?

-¿Están aquí ahora mismo?

-Sí, pero pero están escondidos.

-¿Escondidos para qué?
¿No que eran invisibles?

-Para ti sí, todavía.

-¿Por qué yo no los he visto?

-Porque se ven sin los ojos,
además estás muy jóven,
pero estás por empezar.

-¿Tú los puedes invocar?

- Eso aún no te concierne.

-¿Vienen cuando los llamas?

-Sólo salen en la noche,
y más cuando hay luna llena.

-¿Cómo son tus amigos?

-No son míos; no lo sé.

-¿Por qué prendiste las velas?

-Apágalas con los dedos,
Nunca les soples, acuérdate.

-No me dijiste porqué...

-Son para hacer un ritual.

-Con razón...lo sospechaba.

-Yo esperaba que lo hicieras,
para poderte iniciar.

-Ya los quiero conocer.

-Ja...no sabes lo que dices.

-¿Por...? ¿Me van a asustar?

-No, no hay que tenerles miedo
porque te vuelves su nido.


[...]

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