29 septiembre, 2011

¡Ay! rocío de frescura,

sudor de uñas,

enguaje de mi rostizar.


Broncéame las encías,

que construyo castillos con migajas de pan.


Me vuelvo trompo, columpio y globo terráqueo,

y no ceso de revolotear.


¡Ay! chapoteadoreo de mis sequías,

mójame los párpados que no sé si estoy dormido.


En mi realidad onírica pasé lista,

leyendo en voz alta,

nombre por nombre y ni siquieras estabas ausente,

porque ahí no existes.


Si no apareces es porque no te temo,

si no te sufro porque no te deseo.


En vigilia eres ya un sueño,

un sueño mío.

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