Hay un embudo entre tú y yo,
un reloj de arena
que filtra mis exquisitos caldos
y los vierte en tus pozas potables.
El exceso de escasez de nuestros coincidires
hace brotar de mis relampagueantes cumulonimbos
granizos de diamantes.
Germino en mis atardeceres,
florezco en tus anocheceres.
¡Ay! Si fuera así cada rodeo solar,
mis uñas serían pétalos,
mis dedos pístilos,
mis manos pedúnculos,
mis brazos tallos!
Pajar entre agujas,
ábreme tus guaridas
para polenizarte,
enmielarte
y hacerte la música,
no el baile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario