queriendo pulverizar el pavimento cae la lluvia del cielo,
porque la tierra, su aliada y espejeada gemela, le grita: "¡estoy fértil, ayúdame a emerger!"
oh, nubes furiosas,
sus gritos aterrorizantes son recta justicia.
sus estronduosas y aceleradas ramas,
con un destello, como caudal en mapa, señalan el nido.
su venganza sería ausentarse para siempre,
o nunca irse.
por hoy, ¡váyanse!
antes de que las embotelle y venda en catálogos virtuales.
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